Con los mismos brillos de las pantallas que
componían la bola ubicada en el centro del terreno, emergió ante la bandera
de Brasil primero Claudia Leitte, vestida con un sugerente corpiño de
lentejuelas azul y ya interpretando las primeras estrofas de la mundialmente
conocida “Brasil”.
Mientras la canción se fusionaba con los
acordes del “We are one” (Ole Ola), tema oficial de la Copa-2014, el elevador
interior del esférico subía a sus dos cointérpretes: Jennifer López y el rapero
Pitbull.
La actriz y cantante estadounidense iba
enfundada en un impresionante body verde de lentejuelas, mientras que Pitbull
no dejó de lado para la ocasión sus tradicionales gafas de sol, aunque esta vez
las completó con una camiseta amarilla de Brasil.
Los tres demostraron que saben enfrentarse
bien a una audiencia mundial y disfrutaron de mucho más protagonismo, tanto en
el estadio como en la televisión, que la presidenta de Brasil, Dilma
Rousseff, y los otros 11 jefes de Estado presentes este jueves en Sao Paulo,
que apenas se vieron.
También estuvo presente en el evento el
presidente de la FIFA, Joseph Blatter, que por fin vio en marcha en esta
agradable tarde soleada al Arena Corinthians, uno de los grandes dolores de
cabeza de los organizadores.
TESOROS DE BRASIL
Como las auténticas superestrellas
internacionales, se hizo esperar hasta el último momento, e incluso llegó a
dudarse de su presencia en el estadio a menos de una semana de la inauguración,
pero ‘JLo’ revolucionó al público de un estadio casi completamente amarillo.
Sin embargo, no todo el mundo hizo caso a
Claudia Leitte, que el martes había pedido a los aficionados que llegaran
pronto al estadio para no perderse el show, ya que al comienzo de la ceremonia
(18H15 GMT) el recinto estaba a unos dos tercios de su capacidad.
El grupo de 660 bailarines dirigidos por
Daphné Cornez presentó un show dividido en tres partes: naturaleza, gente y
fútbol, los “tesoros de Brasil”, según su coreógrafa.
El espectáculo fue subiendo en intensidad a
medida que se acercaba al motivo que iba a reunir este jueves a más de 1.000
millones de personas frente al televisor en 200 países del mundo: el primer
partido del Mundial de Fútbol.
Apenas pudieron escucharse con claridad las
cuatro cuicas, unos tambores con un característico sonido agudo tradicional que
se usan para la samba, con el que comenzó el espectáculo.
De los colores fríos que vistieron los
artistas para representar la parte de la naturaleza, se pasó a los saltos de
los capoeiristas y amalgama de músicas de este gigante país de más de 200
millones de personas, que acabó ‘sambando’ en la cancha del Arena Corinthians,
según AFP.
Cada minuto del elaborado espectáculo
requirió unas 20 horas de trabajo artístico y se necesitaron 84 horas de ensayo
para coordinarlo.
LA REPÚBLICA
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