jueves, 12 de junio de 2014

Comenzó el Mundial y ganó Brasil, pero con ayuda

No era necesario que Brasil ganara así. Porque puso corazón y garra para mantenerse en partido. Porque tuvo a un Neymar de actuación consagratoria, haciéndose cargo del equipo cuando más se lo necesitaba. Porque con toda la presión encima supo capear el temporal. Pero desde hoy nadie hablará de eso, sino de cómo la copa de Brasil se llenó de sospechas.
El Mundial arrancó con el drama necesario. Como si así lo exigiera el guión dramático de la Copa del Mundo, el partido inaugural regaló drama por todos lados: Croacia arrancando arriba, Neymar poniéndose el equipo al hombro para empatar, y hasta una enorme mano del juez para darle a Brasil la primera victoria del torneo.
Fue Marcelo el que la mandó a guardar en contra, a los 10 minutos, tras un desborde de Kovacic por el fondo. Croacia obraba el sorpresón de la copa, y era lógico: esos primeros minutos habían mostrado a Croacia compacto, esperando a Brasil en su campo y largando rápidos contragolpes por las bandas, con Perisic, Olic y Kovacis como las puntas de lanza, bien asistidos por Raktici y Modric.
En sólo 10 minutos, Brasil se encontró con toda la presión encima. El fantasma del 50, la presión de ser local, el “Nao vai ter copa”… todito en ese mismo arranque. Como España en 2010 ante Suiza, el favorito tenía que sacar las credenciales en serio.
Y lo hizo. Bah, lo hizo Neymar. Díganle pizarrero, díganle que está para el peinado, que aún no ganó nada fundamental… lo cierto es que, ante un equipo en pánico, fue el que apareció por todos lados de la cancha. Por derecha o por izquierda, bajando a la posición de los laterales para agarrar la pelota. Buscaba por todos lados, pero no encontraba socios.
Croacia, que venía haciendo un tremendo partido, aflojó un poquito. Fue una pelota que Luis Gustavo peleó contra tres, ganó y se la dio a Neymar, que metió tremendo zapatazo para poner el empate 1-1.
En el segundo tiempo Croacia hizo más pie. Se dio cuenta que el empate le servía mucho, y llevó al extremo un planteamiento táctico de lujo: sabiendo lo que quería, siendo bien corto, apretando arriba y hasta robando la pelota para largarse por afuera.
Era el planteamiento perfecto, hasta que Nihsimura metió la mano: centro por derecha, Fred que se deja caer y ante supuesta falta de Lovren. El juez compra, penal, y Neymar la manda a guardar, para poner un 2-1 injusto, que se transformó en 3-1 en la hora, cuando Óscar puso el tercero de contra cuando Croacia se jugaba la ropa buscando el empate.
Iba a ser la tarde en que Neymar se recibió de héroe. Ahora será recordada como la tarde que Nishimura metió la mano. ¿Era necesario?
EL OBSERVADOR

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