jueves, 18 de febrero de 2010

Preocupa a EE.UU destino de motores F-5

En la presente jornada el fiscal general de Malasia, arribado al país en las últimas horas, visitará junto al juez especializado en Crimen Organizado Jorge Díaz, las dependencias de la Guardia de Coraceros donde se encuentran los motores de aviones de guerra F 5, de origen estadounidense y valuados en U$S 30 millones, que entraron clandestinamente al país y fueron encontrados en un depósito de la Zona Franca de Florida.
Según se supo, el fiscal malayo trae al país importante documentación vinculada al robo de los motores ocurrido en ese país. Asimismo se pudo saber que desde que los motores aparecieron días atrás en un depósito de la Zona Franca, la Embajada de Estados Unidos se puso a las órdenes de la Justicia y ofreció colaboración. Estados Unidos es el fabricante de los aviones que vendió a las Fuerzas Armadas de Malasia. "Fueron de los primeros en aparecer cuando se conoció la noticia, no pidieron nada en especial pero se ofrecieron para cooperar", señalaron fuentes del caso. Por razones de seguridad, la industria militar estadounidense sólo vende material bélico a "países amigos" y éstos no pueden venderlo o cederlo a terceros países sin la autorización expresa del gobierno de los Estados Unidos.
CASO DIFÍCIL
Las fuentes indicaron que los funcionarios norteamericanos están "sumamente interesados" en el caso. Ambos motores fueron robados, por lo que preocupa a Estados Unidos que los motores y su tecnología puedan caer en manos de los países "enemigos". Frente a esta eventualidad, la embajada sigue de cerca el proceso judicial del caso, ofreció colaboración y espera que el material sea devuelto a las Fuerzas Armadas de Malasia, su propietaria original.
Las fuentes consultadas indicaron que se trata de un caso difícil dado que en el país no existe el delito de "tráfico de armas" en función de que Uruguay no ha cumplido con los compromisos internacionales que ha asumido y no ha tipificado el delito. No obstante, al tratarse de motores robados y de comprobarse que los compradores lo sabían, sí podría tipificarse el delito de receptación. Además, se pudo saber que hubo un intento de sacar los motores de la Zona Franca para trasladarlos en forma ilegal hacia Estados Unidos donde se pretendía venderlos.
LA RUTA DEL CONTRABANDO DE ARMAS
La presencia de los motores en Uruguay demuestra asimismo que el país forma parte de la ruta de los grandes contrabandistas de armas. De acuerdo a las investigaciones que se llevaron a cabo en el país, una vez que ambos motores se encontraban en Argentina ocultos en un depósito, los implicados en la maniobra se enteraron que le seguían la pista y decidieron trasladarlos a Uruguay. Para ello contaron la colaboración de un coleccionista de armas que está identificado pero aún se mantiene prófugo. Este sujeto, con la colaboración de otros, logró hacerlos trasladar como una importación en tránsito hacia la zona franca situada en Florida.
EL ROBO
Este robo de los motores provocó en su momento un gran escándalo en Malasia y dejó al descubierto una red de corrupción en la cual además de militares se encontraban implicados empresarios. Sin embargo, todos los imputados de haber participado en este hecho niegan su culpabilidad.
Según la Fiscalía de aquel país, el sargento de la Fuerza Aérea local N.T., de 42 años, robó los motores a mediados del año 2007 cuando se encontraban en reparación en un centro especializado situado en Kuala Lumpur. Las autoridades recién se percataron del robo de las dos máquinas F-5 el 22 de mayo del año 2008 y recién realizaron la denuncia pública en agosto. Ambos motores fueron valorados en unos treinta millones de dólares.
R.P., de 37 años, empresario y director de una compañía aeronáutica malaya, habría recibido los dos motores en abril de 2008 y ya sabía de su procedencia ilegal. Posteriormente fueron entregados a un contrabandista belga que en primera instancia los llevó hacia un país del Medio Oriente y desde allí los trasladaron hasta Argentina donde se perdió la pista de los mismos.
Pero además se denunció el robo de otros valiosos materiales de la Fuerza Aérea de Malasia también valorados en millones de dólares. Este hecho provocó un escándalo público y dejó al descubierto una red de corrupción siendo detenidos militares y empresarios. Todos lo niegan, pero hay pruebas contra algunos de ellos.
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