La sede y la acera del Club Nacional de Fútbol de Florida fueron escenario de
una batalla campal. Una fiesta clandestina, denominada #demboyfest, teminó
mal. Sus animados organizadores, algunos menores de edad, violaron todo
tipo de reglas: alquilaron la sede para un cumpleaños, contrataron guardas
inhabilitados, vendieron entradas, se enfrentaron con la Policía, apedrearon, y
hasta defecaron en los porches de casas linderas.
Además, provocaron todo tipo de daños: roturas en baños, vidrios, así
como puertas y cerraduras por al menos 10.000 pesos.
Pero la fiesta clandestina no se armó de la noche a la mañana. Tuvo
difusión en las redes sociales. Allí, con un “video promocional”, se convocaba
varios días antes a la concurrencia a la sede del club tricolor. Tuvo 600
reproducciones. Unos cuantos lo vieron.
Pero se anunciaba además la venta de entradas a $70 y $80 pesos.
Pulseras, que fueron enviadas a imprimir con anticipación. El consumo de
alcohol “autorizado” a quien lo llevara y la presencia de “muchas nenas, perreo
y sorpresas”.
La convocatoria era clara: “Sede de Nacional a las 23:00 horas. Tienen
que llevar cédula, el que quiera lleva alcohol. Y solo lleva la cédula. Hasta
las 6 (de la mañana) la rompemos”.
GUARDIAS TRUCHOS Y BALAS DE GOMA
Pero lo que parecía otra fiesta clandestina que no pasa a mayores, esta
vez tomó estado público por un detalle de los guardias “truchos”: capsaicina
en aerosol, o mejor conocido como gas pimienta.
Uno de los “guardias” lo utilizó dentro del local ante un pequeño
desmán que luego desató un disturbio.
El gas provocó que los jóvenes, adolescentes en su mayoría, corrieran
de las instalaciones hacia la calle. Allí, ya reinaba el descontrol y alguien
solicitó presencia policial.
Los agentes se encontraron con un descontrol de tales características,
que determinaron la actuación del Grupo de Respuesta Táctica.
Tres móviles y el uso de armas de munición no letal fueron necesarias
para la disuasión. “Pero los muchachos ni se inmutaban”, dijo una vecina del
lugar.
“Apedreaban a la policía, tiraban botellas, había peleas, iban y venían
los patrulleros. Tuve una sensación horrible de abrir la puerta de mi casa y
encontrarme con agentes armados”, relató una mujer a FloridAdiariO.
Por si esto fuera poco, a la sede también le tocó. “Rompieron los
baños, los vidrios, y hasta la cerradura de la puerta. Yo no podía creer el
panorama que me encontré cuando me contaron además de la policía: me lo habían
pedido para un cumpleaños”, dijo Gustavo Dalto, concesionario del lugar.
El hombre evaluó los daños en 10.000 pesos que la Justicia dispuso
pagarán los responsables o sus mayores a cargo.
Las autoridades detuvieron, en su mayoría, a menores y un mayor (ver
nota en breve) de quienes la Justicia dispuso libertad con prevenciones y el
pago de daños, según confirmó FloridAdiariO.
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