Arriba: la anciana atacada. Abajo: el lugar donde la anciana fue dejada tirada y amordazada. |
La anciana, que vive con su hija y
su yerno en una vivienda ubicada en la calle 19 de Junio esquina
Andresito, vivió momentos de verdadero terror y relató con angustia lo
sucedido.
“Me acosté y estaba entredormida; sentí
que una persona me tomó así (explica llevándose las manos a la nuca, dando a
entender que la sujetaron de atrás) y me sacó de la cama para afuera”, comentó
la señora.
Los delincuentes, de los que no se tiene
pista por el momento a pesar de algunas indagaciones realizadas por personal
policial, no consideraron suficiente maniatar a la débil anciana, sino que la
llevaron al patio de la casa, donde la retuvieron mientras buscaban algo que
llevarse.
“Cuando salimos había otra persona parada
esperando. No tenían la cara tapada. El otro entonces me tapó la boca con unas
medias que yo tenía y los pies, y me dejaron tirada. Me dijeron que esperara
que iban a hacer un mandado y entraron a la casa”, contó Elsa a El Heraldo.
PENSARON QUE ESTABA MUERTA
La irrupción de los delincuentes, que se
produjo cerca de las 5:30 de la madrugada, no fue el final de la historia, sino
apenas el comienzo. Tras no encontrar dinero en efectivo ni objetos de valor
que llevarse, los captores de la anciana decidieron abandonarla tirada en el
frente de su casa, vestida tan sólo con su camisón.
Graciela Castellini, la hija de Elsa,
relató con gesto de impotencia la situación vivida:
“Me levanté 7.40, fui al cuarto de ella
(la madre) porque me extrañó ver la estera levantada y la puerta de la calle
abierta. Me asomé y vi los cajones de la cómoda abiertos y la cama destendida”.
La situación era particularmente extraña,
por lo que no dudó en suponer que algo no andaba bien.
“Imaginate, ella no camina, apenas con el
bastón. Estaba el bastón contra la cabecera de la cama y ella no estaba. Fui al
baño a ver si estaba ahí, al patio, la busqué por todos lados, y no aparecía”,
explica la hija.
Inmediatamente fue a llamar a su marido
para alertarlo de la ausencia de la anciana: “Levantate que mamá no está” le
dijo. A lo que este replicó: “¿Cómo no va a estar si no camina?”.
La mujer cuenta que en ese momento salió
corriendo a llamar a su hija, nieta de la anciana, que vive en el fondo de la
misma vivienda. “Mi marido en tanto salió a la vereda, y al ir al garaje la
encontró ahí tirada en un rincón maniatada”.
“Ahí me gritó: ‘¡Está acá tu madre!’,
pensando que estaba muerta porque estaba fría. La levantaron con mi hija y me
dijeron que me tranquilizara que había abierto los ojos; la entramos y la
abrigamos”.
“No alcanzaron a robar nada, la plata no
la encontraron porque estaba bien escondida”, concluyó.
MALA ATENCIÓN
Graciela no dudó en denunciar lo que ella
considera fue una muy mala atención por parte del equipo médico del hospital
que, con mucha demora, llegó tras el llamado de emergencia.
“Se portó muy mal la doctora del Hospital
porque no venía nunca, quería saber la información de la Policía; primero tenía
que atenderla ella, no la Policía. Después la atendió así, más o menos. Mi hija
le pidió que por favor le tomara la presión, porque es hipertensa y diabética.
La atendió por arriba nomás, porque tenía que entregar el turno y el chofer (de
la ambulancia) le decía ‘Atendela, atendela’. La atendieron como todas las
cosas de la salud. Ahí enseguida se llamó a la policía”.
UN SOSPECHOSO
Según contó la hija de la anciana, este
domingo la policía había detenido a una persona para tomarle declaraciones como
posible autor del robo.
“Tienen a una persona tomándole
declaraciones, pero es enfermo (tiene problemas mentales supuestamente). Lo
tuvieron en declaraciones y lo dejaron ir. El muchacho (de unos 30 años) declaró
que él estaba en Candela (un boliche de la zona) y de allá sintió los gritos de
ella y vino corriendo a desatarla. Es mentira porque cuando la encontramos
estaba atada”.
UN LUGAR CONFLICTIVO
Otro de los problemas que surge tras el
violento robo que sufrió la anciana, es la presencia del boliche “Candela”, que
se encuentra en el barrio y ha motivado reiteradas denuncias por parte de los
vecinos en los últimos años.
“No tiene arreglo”, resume Graciela. “En un
barrio tan tranquilo como era éste, tenés que vivir encerrado. Con el calor que
hace ahora de noche, por el ruido del boliche y la gente que viene ahí, que se
adueña de las veredas. Todo el barrio se ha quejado pero no hacen nada.”
EL HERALDO
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