Una serpiente pitón de mascota

Augusto García tiene una serpiente pitón en su casa de Sarandí Grande. Está autorizado para hacerlo. La especie es inofensiva, y rara vez se registran accidentes que supongan riesgo de vida.

García vive en Sarandí Grande. Algunos de sus vecinos lo “denunciaron”, y esto provocó hasta la intervención policial, lo que molestó al joven.

Las pitones, igual que sus parientes cercanas las boas, son serpientes constrictoras, y por definición, no venenosas. Normalmente atacan, emboscadas, a animales que pasan cerca.

A pesar del tamaño de algunas especies, el ser humano se encuentra fuera del tamaño habitual de sus presas, por lo que generalmente son inofensivas, excepto si se las asusta o provoca.

Pese a estos “detalles”, Frank, que así se llama la serpiente, está segura en manos de su dueño.

García cuenta que adquirió el animal hace dos meses. Tiene toda la documentación correspondiente, y está en cautiverio con todas las medidas que corresponde tener para este tipo de animales.

Dice García que “Frank” es muy manso y muy dócil, y se lamenta que “Hay mucho prejuicio porque las personas mayores no tienen el conocimiento necesario que hay que tener con este tipo de mascotas. Piensan que cuando se habla de serpientes todas tienen que ser iguales y malas. Y no es así, hay miles de especies de serpientes. Yo he manipulado muchas veces este tipo de animales y estoy consciente de lo que son. A la gente le diría que tendría que saber un poco más sobre este tipo de animales porque de lo que he escuchado en radios, la gente habla cualquier disparate”. “Que se queden tranquilos que el reptil que tengo yo, hay por todos lados. Hoy la gente tendría que saber un poquito más y después hablar”.

FLORIDADIARIO