miércoles, 17 de julio de 2013

El fantasma que no envejece

Ayer se cumplieron 63 años de una gesta que el mundo ha considerado única en el fútbol: el triunfo de Uruguay ante Brasil en la final del Mundial del 50 en Maracaná. A partir de ese día, la celeste se convirtió en leyenda.


Después de 63 años y cinco títulos mundiales, sería lógico esperar que Brasil ya hubiese superado por completo la derrota por 2-1 que sufrió ante Uruguay en el Maracaná, en el partido decisivo de la Copa Mundial de la FIFA 1950™.
Y, por si fuera poco, la Copa FIFA Confederaciones de este año debería haber servido para desquitarse todavía más: los brasileños se midieron con los uruguayos en semifinales, recibieron un penal en contra en el primer tiempo, que atajó el guardameta, y terminaron imponiéndose, no sin esfuerzo, en el tiempo añadido, también por 2-1. Luego, para completarlo, regresaron al escenario del Maracanazo y realizaron una de sus mejores actuaciones de las últimas décadas: un triunfo por 3-0 sobre España, llevados en volandas por una afición más animada que nunca en los últimos tiempos. En principio, debería ser suficiente para reivindicarse y olvidar cualquier desengaño, ¿no?
Pero no. Porque cada 16 de julio, lo que viene no es un mal recuerdo cualquiera, sino uno esencial, fundamental: el Maracanazo, una gesta que la Celeste siempre mirará con orgullo, que mitificó a héroes como Roque Máspoli, Alcides Ghiggia y el capitán Obdulio Varela, y que determinó el carácter del país que más veces ha sido campeón del mundo. El ejemplo más ilustrativo de su influencia es el de un muchacho de nueve años que respondía al nombre de Edson, que al ver las lágrimas de su padre por la derrota que había oído en la radio, le prometió: “No se preocupe. Yo ganaré el Mundial para usted”. Pelé cumplió su promesa y ayudó a cambiar la historia. Pero no a borrar ese mal recuerdo.
“Ocho años más tarde, ganamos en Suecia, y después fuimos campeones del mundo otras cuatro veces, pero no vale la pena hablar de superar aquella derrota de 1950, de olvidar”, señaló en declaraciones a FIFA.com Zagallo, que era soldado del ejército, encargado de vigilar el Maracaná, aquel 16 de julio de 1950, y que participaría luego en la conquista de cuatro títulos mundialistas de Brasil: como jugador en 1958 y 1962, seleccionador en 1970 y coordinador técnico en 1994. “Y, a decir verdad, está bien que no lo olvidemos: aquella derrota ayudó —y mucho— a forjar nuestra historia de triunfos”.
Con video, una galería de fotos y un minucioso análisis del encuentro y de algunos de sus protagonistas, FIFA.com celebra un nuevo aniversario de aquella fecha histórica: el último antes de que el Maracaná vuelva a albergar una final de la Copa Mundial de la FIFA y, probablemente, se encuentre otra vez ante el recuerdo de su desengaño preferido.
FIFA.COM

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