jueves, 14 de marzo de 2013

La hora más oscura del Papa Francisco I

Jorge Mario Bergoglio no fue ordenado sacerdote hasta los 32 años, después de haber abandonado sus estudios de química. Pero pese a su ingreso tardío, en menos de cuatro años llegó a liderar la congregación jesuita provincial, un cargo que ejercería de 1973 a 1979. Su rápido ascenso coincidió con uno de los períodos más oscuros de Argentina, la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1982, y las acusaciones de colaboracionismo le han perseguido desde entonces.
En mayo de 1976, Bergoglio retiró la licencia religiosa a los curas Francisco Jalics y Orlando Yorio, dos miembros de la Compañía de Jesús que se habían pronunciado de forma activista en la defensa de los derechos de los pobres y la lucha contra la injusticia social.
Tras perder la protección de su orden, los sacerdotes fueron secuestrados por militares, y se les envió a la Escuela Militar donde fueron retenidos ilegalmente y torturados durantre meses.
La acusación fue formulada en el libro "El silencio" del periodista Horacio Verbitsky, también presidente de la entidad privada defensora de los derechos humanos CELS. Se apoya en las declaraciones de Yorio, que murió por causas naturales en 2000.
Los curas, según Verbitsky, siempre sospecharon que Bergoglio los había delatado a los militares.
"La historia lo condena: lo muestra como alguien opuesto a todas las experiencias innovadoras de la Iglesia y sobre todo, en la época de la dictadura, lo muestra muy cercano al poder militar", llegó a decir el sociólogo Fortunato Mallimacci, ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
El ex arzobispo de Buenos Aires siempre negó las acusaciones.
"Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba para abogar por las personas secuestradas. Me moví dentro de mis pocas posibilidades y mi escaso peso", se justificaba en el libro "El Jesuita" (Vergara), de los periodistas Francesca Ambrogetti y Sergio Rubin. Bergoglio justificó la expulsión de oficio de los sacerdotes porque pretendían crear su propia comunidad social, al margen de los jesuítas.
Agencias internacionales


1 comentario:

  1. Soy agnóstica y muy crítica de la Iglesia Católica como institución, pero debo reconocer que todas estas versiones son impulsadas por el entorno del Gobierno K. Han llegado a la miserable acción de hacer circular una foto del Padre junto a Videla, cuando, si se mira bien, el Padre de la foto jamás podría ser Bergoglio por la edad. Hoy se sabe que se trataba del Padre Berón. El problema es que todo aquél que sea crítico del Gobierno pasa a ser enemigo y debe atenerse a las consecuencias. Creo que el Papa es una buena persona y tengo confianza en que hará cambios positivos, justamente en todo aquello que siempre me ha molestado de la institución. Sinceramente le deseo lo mejor y ojalá en Argentina se termine la intolerancia, la mentira, el maquillaje de la historia para favorecer los intereses del gobierno, el lavado de cerebro impulsado desde los colegios primarios. Ojalá Argentina recupere la república y la democracia que hoy está en peligro.
    Saludos.
    Marta (desde Argentina)

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