sábado, 27 de octubre de 2012

Convivir con el “nuevo” clima

Los abuelos solían decir que el verano era “muy caliente” y el invierno “de mucho frío”. Y era así. En enero calor intenso, en julio un frío igualmente intenso, con heladas hasta media mañana. La primavera siempre fue ventosa y tuvo su carácter, pero no ocurría lo que ahora, estos fortísimos temporales, con ríos inundados, evacuados, desplome de techos, paredes rotas, árboles caídos y otros daños materiales.
El propio prosecretario de Presidencia, Diego Cánepa, reconoció en las últimas horas que el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) coordinará una campaña nacional para educar a la población sobre este tipo de eventos climatológicos y que todos debemos acostumbrarnos a este tipo de temporales y turbonadas.
Se hará lo que habitualmente se realiza en otros países que son frecuentemente víctimas de fuertes tormentas de todo tipo, es decir redactar manuales de supervivencia, que al mismo tiempo tendrán recomendaciones prácticas de prevención.
El gobierno, a través del Sinae, reconoce que estas fuertes tormentas se hacen más y más comunes en nuestra área, que abarca además Argentina, Paraguay y a veces Bolivia. Y también, lo que es muy importante, reconoce que en varios aspectos el país no está preparado para dar respuesta rápida a los damnificados como a los daños a redes de uso público, como energía eléctrica, agua potable, teléfonos y saneamiento. Es cierto también que sí está mejor preparado que hace unos años con la red de grupos de emergencia y los protocolos que se ponen en marcha en pocas horas.
Es sabido que los trastornos y transformaciones del clima en los últimos años obedecen a malas prácticas de la sociedad mundial, impulsada por ganancia a corto plazo, sin comprender las enormes pérdidas a largo plazo que está generando, quizás porque podrían ser pagadas por una generación futura.
Pero, al tiempo que el mundo debe trabajar aceleradamente en la reconversión de su medio ambiente para poder normalizar, aunque sea parcialmente al clima, hay que enfrentar hoy los problemas de hoy. Y los destrozos por temporales deben hacernos más diligentes por ejemplo en los árboles en derredor de viviendas, su porte, el estado de sus raíces y demás. También hay que poner atención en la fortaleza de las construcciones porque deben poder soportar vientos cada vez más frecuentes. Hay que pensar en disponer de elementos de emergencia, desde linternas y chalecos salvavidas hasta comida no perecedera.
El clima ha cambiado. Debemos adaptarnos a esos cambios, provocados por nosotros mismos –como humanidad--, y que hoy se tornan contra nuestras ciudades, barrios y hogares.
EL TELÉGRAFO de Paysandú

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