En una primera etapa, que las autoridades definen como de sensibilización, se estará controlando durante las 24 horas y en forma sorpresiva en cualquier punto de la ciudad.
En control alcanza a todos los rodados, y para realizarlo y tener una medida exacta de los decibeles del caño de escape, se debe detener el rodado, ponerlo a moderar y hacerlo acelerar hasta el punto en que se compruebe que funciona correctamente.
Según explicaron técnicos de la Intendencia , hay una tabla de referencia que establece a partir de cuántos decibeles los vehículos contaminan el ambiente auditivo.
A manera de ejemplo, indicaron que para una moto de 50 centímetros cúbicos se considera normal ruidos ubicados entre 70 y 75 decibeles; para el caso de una de 150 centímetros cúbicos, lo permitido está entre 85 y 90 decibeles.
Comprobado que el caño de escape de un vehículo emite ruidos que el decibelímetro determina que están fuera de lo permitido, en primer término se apercibirá al conductor, dándosele un tiempo para normalizar la situación; luego, ante la reiteración, se aplicarán sanciones.
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