jueves, 11 de noviembre de 2010

El comedor “cerró”, la actitud cambió

FloridAdiariO decidió ir a escuchar a quienes tiraban piedras y a los vecinos que las juntaron, para ver cómo vivieron lo que no fue un problema más en el famoso “Salón del PIAI” del Prado Español.
Dilan tiene 15 años. “Yo era uno de los que tiraba piedras”, dice frente al salón comunal del PIAI, en donde funciona el Comedor Municipal 66 en el barrio Prado Español. “Ahora espero que no vengan a hacer más relajos ni romper”, sigue al mostrar como junto a otros amigos y padres, recogió las mismas piedras que han tirado una y otra vez. “Había vidrios, piedras y mucha basura. Pero ahora está lindo”. La semana pasada, debido a “problemas de violencia” –vidrios rotos, daños en baños y cocina –la comuna cerró el comedor momentáneamente donde concurren unos 200 comensales, la mayoría del mismo barrio.
Las reacciones fueron inmediatas. El edil del Partido Nacional y presidente de la comisión barrial, Cono Pérez, criticó a la directora de Desarrollo Social, Jacqueline Dárdano. “Esta es una decisión muy apresurada; dejó sin comer a un montón de usuarios por unos pocos. Y el lunes no comieron”.
Por una semana, los 200 usuarios debieron trasladarse a más de un kilómetro para poder recibir los alimentos. La mesa política del Frente Amplio, exhortó “a mantener abierto el comedor aunque sea con un servicio de viandas”. Dárdano dijo que “se hicieron todos los trámites para arreglarlo y el sistema para seguir dando de comer. ¿Cuál es el delito?”, preguntó. Antes sostuvo que se manejó la posibilidad de trasladarlo. “Es siempre el mismo problema. Hay gente que no quiere que traslademos el comedor, pero esa gente es la primera en querer nuestra cabeza si se decide no poder dar el almuerzo”.
Dárdano explicó que se puede “georeferenciar” la zona. “Hay que ver bien en donde viven los usuarios del comedor y que otras zonas servirían. Si llega el momento en que no podamos con la violencia seguramente lleguemos a trasladarlo”.
VIOLENTOS Y LIMPIOS
Dilan no se reconoce violento aunque si problemático. “Tuve sí problemas con la policía. Pero se puede cambiar hablando. Hoy vino una maestra y entendimos que no tenemos que romper más los vidrios”, contó.
Cristina Ramón y Noelia Macarí convocaron el sábado “a limpiar el salón, sacar el estigma del lugar y demostrar que ellos pueden cuidar”. Padres como el de Andrea que limpió los vidrios, hijos como Verónica que agarró una pala y juntó, y hasta niños fueron a sumarse. “Nosotros no venimos al comedor, pero cuando empezamos a limpiar el lugar ellos aparecieron con escobas y rastrillos para colaborar. Y esa era la idea”. Allí la comuna ya instaló dos canchas de ping pong y planea una cancha de fútbol para revertir la situación. “Acá nadie quiere el comedor cerrado, pero tampoco esa discriminación que se ha formado de que se rompe todo o somos violentos”, agrega Macarí que como sorpresa premió a quienes limpiaron con un disco “de la música que les gusta”.
Ronaldo tiene 14 años y además de piedras y problemas con la autoridad dice estar dispuesto “a hacer todo lo que se pueda”. “Cuando quieran conversar, conversamos. Nosotros hemos hablado con la gente. Cuando viene la policía nos sentimos provocados, es cierto. Pero si hablamos es otra historia”.
Otro menor “infractor” sugiere: “sí arman un cuadro de fútbol, firme que juego y vengo a entrenar. Yo rompí, sí, ¿pero podemos conversar o no?”, pregunta Henry de 16 años. Jonathan aparece con una escoba. “Estoy haciendo una limpieza barrial. Yo no he tenido tanto problemas con la policía –aclara –pero se podría venir más seguido a limpiar”. El joven de 17 admite que no tiene “porque marcar el barrio” y aceptó el diálogo. “Está bueno”, dice “y si me hubiesen invitado a arreglar los vidrios, los arreglaba”.
VACACIONES
“La idea era que vinieran a juntar lo que ellos mismos rompen y sacar esa imagen de malos. Estos jóvenes no conversan ahora porque vino alguien. El problema es que no quieren simplemente una asistente social. Necesitan la autoridad de un compañero, de alguien que los escuche, no que les imponga”. Según Macarí, al menos reconocen que “se cierran y causan problemas, pero nadie se hace cargo de esto, de venir y preguntarles que quieren realmente y que se puede concretar”.
Ronaldo está preocupado por las vacaciones. “Ojala que para el verano hagan la canchita. Con un par de camisetas, shorts y dos arcos armamos el cuadro”. Incluso la radio local 105.5 y el programa “Entre la espada y la pared” realizado por algunos de los jóvenes del lugar, transmitirían los encuentros. “Queremos sentirnos parte de algo y sí hay que hacerlo así, lo hacemos”, dice Eric que se encargará de los relatos.
El lunes el comedor abrió. Sigue limpio y por ahora no hay más piedras. Las autoridades anunciaron que de todas maneras, se van a enrejar algunas partes del lugar.
FLORIDADIARIO

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