Por ALBERTO PINTOS
El día se mostraba lluvioso y feo, el sábado todo nos decía que había que prepararse para un posible fracaso, ya que la gente los días de lluvia se queda en casa, por lo que después es difícil recolectar la cantidad de dinero que se espera. A sacar las velas y prendérselas a San Cono, a ver si como todos los años nos arregla un poquita las cosas.
Armamos bajo lluvia la carpa y los toldos, a eso de las 10 de la mañana paró, no vimos el sol, pero bajo una temperatura linda, alrededor de 25 grados y todo calmo, los ánimos empezaron a mejorar.
Isabel y Walter Bizera, Patricia y Altamir Martinez, Titina y yo, estábamos ya prontos para recibir a la gente. Mi hijo, Cuarai, ayudó a armar y se las tomó; mi hija llegó con mi nieta y ahí mismo se puso de lleno a preparar las tortas fritas que iban a ir recibiendo a la gente en el día lluvioso. Le quedaron riquísimas, pero se pasó horas amasando y fritando.
De a poco la cosa fue tomando forma, y como las hormigas a la fruta caída, en fila india llegaban los comensales, cada uno con 50 dólares para las escuelas rurales. Con una donación de $ 1000 dólares incluida, se juntó hasta ahora -porque todavía hay dos o tres donaciones por llegar- la suma de $ 5,900.00 dólares canadienses.
Si todo llega como está previsto, quizás la figura final sea alrededor de los $ 6,500.00.
Se contó con la presencia del Cónsul General de Uruguay en Toronto, Sr. Fernando López Fabregat y su esposa Carolina, además de una barra de amigos que se acercan todos los años, entre ellos, algunos argentinos que a pesar de venirse con camiseta y todo, no les cortamos los puentes y los recibimos de brazos abiertos para compartir esta jornada solidaria.
A todos ellos en nombre del Grupo Toronto de Apoyo a las Escuelas Rurales, les damos las gracias y ya los comprometemos para el año que viene.
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