Según publicó El País de Madrid, el líder de la
revolución cubana está en el libro de los récord Guinness por haber sufrido 638
intentos de asesinato. De hecho, en el año 2007, la CIA desclasificó
documentos con información sobre los intentos de matar al exdictador y
revelaron "al menos ocho intentos de asesinato de Castro entre 1960 y
1965". Sin embargo, en Cuba se habla de más de 600 operaciones
fallidas.
Los documentos desclasificados eran del período entre 1953
y 1973, pero también se organizaron conspiraciones posteriores. Desde
Einsenhower hasta Clinton, pasando por Kennedy, Johnson, Nixon, Carter, Reagan
o Bush (padre), los presidentes norteamericanos usaron diversos métodos para
asesinar a Castro.
Lapiceras explosivas, máscaras de bucear contaminadas,
helados envenenados, bombas en el suelo, fusiles de larga distancia y hasta
habanos con veneno forman parte de la larga lista de intentos detallados en el
libro La guerra secreta, escrito por su exjefe de inteligencia, Fabián
Escalante.
Una de las conspiraciones más famosas fue contra la barba
del líder de la revolución cubana. Según un informe de 1975, los
estadounidenses creían que parte del carisma de Castro estaba en su barba, por
lo que la CIA buscaba que se le cayera para mostrarlo débil y fácil de vencer.
Para lograrlo, pondrían sal de talio en sus zapatos o en uno de sus habanos y
el producto haría que se le cayera la barba. Este plan nunca se concretó.
Sin embargo, la opción favorita de los norteamericanos
siempre fueron los habanos, ya fuera con veneno o con explosivo. Uno de los
primeros intentos de asesinato fue en el hotel Waldorf-Astoria de Nueva York,
durante un histórico viaje en 1961. El ex dictador prendería un puro en su
habitación que explotaría y le volaría la cabeza, pero este plan tampoco se
llevó a cabo.
De todos modos, lo más cerca que la CIA estuvo de matar a
Fidel Castro fue en 1963, cuando casi logra que tomara un licuado mortal. El
intento salió mal cuando la pastilla que envenenaría la bebida se quedó pegada
a la heladera del hotel Hilton de La Habana, por lo que el líquido se terminó
derramando y los norteamericanos siguieron sin poder asesinarlo.
Fuentes: El País de Madrid y El Observador
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