José
Pedro Galain, creador de la canción ‘Mandela’ -entre decenas de
versos que fueron musicalizados por varios artistas de proyección local,
nacional e internacional- falleció el jueves a los 85 años de edad. Escribió
obras de teatro y también publicó varios libros. En una extensa entrevista
realizada en 2012 contó cómo comenzó a escribir a una edad tardía; su vínculo
con los artistas para los que fue componiendo; cómo enfrentaba la posibilidad
de ser censurado; y cómo, con el paso del tiempo, fue en aumento la soledad de
su labor artística. “El libro ya es la expresión máxima de la soledad de
trabajo”, indicó.
El poeta floridense José Pedro
Galain Pérez falleció el jueves 25 de diciembre de 2014. Había nacido en 1929.
A lo largo de su vida residió en varios barrios de Florida capital, por lo que
decía sentirse “un poco de toda la ciudad”. Se casó con Teresa Leitón, conocida
como Yeyé, con quien tuvo dos hijas: María Teresa y Alejandra.
Además de su destacada labor artística,
fue director de Cultura durante la administración de Cono Alfredo Brescia,
aunque políticamente se lo identificó con el Frente Amplio. En esa época de Director
de Cultura integró el jurado que eligió, entre los proyectos presentados,
la bandera del departamento.
SUS ORÍGENES
Provenía, por línea paterna, de una
familia criolla instalada en Florida capital en el año 1901. Por línea materna,
su abuelo Nicolás había llegado a Uruguay en 1911, desde Galicia,
originario de una familia de labradores, aunque subrayaba de él que recorrió el
mundo en un velero, en un viaje que le insumió dos años, a fines del siglo XIX.
Fue un enamorado de las letras desde
temprana edad, habiendo aprendido a escribir mucho antes de comenzar a asistir
a la escuela primaria. “En casa, después de la siesta, mi madre
me hacía hacer ‘la plana’, imitado modelos que permitían conocer las
letras, las palabras. Y también a sumar, así que llegué avanzado a la
escuela”, contó en un especial realizado para el programa
Música en Blanco y Negro. Asistió al colegio Sagrado Corazón.
LOS NÚMEROS QUE NUNCA AMÓ
Sin embargo sus primeros trabajos
fueron contables, primero en una barraca familiar, luego en una empresa montevideana
y más tarde como funcionario bancario. “Sin querer me metí en el mundo de
los números, que no amaba y que tal vez nunca amé”, indicó.
VOCACIÓN TARDÍA
VOCACIÓN TARDÍA
Fue en la década del ’70, cerca de los
cincuenta años de vida, que comenzó a escribir. Hasta ese momento siempre había
sido “un receptor”, según él mismo lo definió. “Creo que lo que juntaste
durante tantos años, ahí lo sacás para afuera”.
Fueron los integrantes de Cantares 4, con los cuales tenía una relación muy cercana, los que lo incentivaron a escribir. A través de Roberto Diringuer llegó un día a su casa el músico Cacho Labandera, que grabó algunas de sus letras en 1979. “No sabés lo emocionante que fue cuando escuché (una de las canciones) en Radio Rural, de noche”. Su lugar de producción era una habitación ubicada hacia el fondo de su domicilio, en la calle Rivera. La llamó La Pieza de Abajo, nombre que después tomaría la editorial con la que publicaría libros en prosa y en verso. En esa pieza muchas veces ensayó Cantares 4, “e incluso llegamos a tener conciertos de Ulisito Passarella. Tocaba para ocho, diez, y nosotros todos embobecidos”. A ese lugar también asistió, entre otros, Pablo Estramín.
Fueron los integrantes de Cantares 4, con los cuales tenía una relación muy cercana, los que lo incentivaron a escribir. A través de Roberto Diringuer llegó un día a su casa el músico Cacho Labandera, que grabó algunas de sus letras en 1979. “No sabés lo emocionante que fue cuando escuché (una de las canciones) en Radio Rural, de noche”. Su lugar de producción era una habitación ubicada hacia el fondo de su domicilio, en la calle Rivera. La llamó La Pieza de Abajo, nombre que después tomaría la editorial con la que publicaría libros en prosa y en verso. En esa pieza muchas veces ensayó Cantares 4, “e incluso llegamos a tener conciertos de Ulisito Passarella. Tocaba para ocho, diez, y nosotros todos embobecidos”. A ese lugar también asistió, entre otros, Pablo Estramín.
LA CENSURA, MANDELA Y CONTRAMANO
Las letras de Galain, según el propio
artista, lograron muchas veces burlar la censura. “Con el Cacho (Labandera)
hicimos sextillas para el hermano, en la que relajábamos a los milicos y a los
alcahuetes, pero pasó. Sabíamos que teníamos que escribir de determinada
manera para que pasara”, contó acerca de los versos que tenían estrofas tales
como: “sepa compadre, no hay dudas / con indignos procederes / están trepando
los seres de mediocridad probada / en una brava parada / que no admite
pareceres. // Cantar con ganas quisiera / y es por eso que yo canto / por los
que han sufrido tanto / soportando el atropello / que nos dejó con su sello /
hambre, dolor y quebranto”.
Fue Cacho Labandera quien cantó e
inmortalizó los versos que Galain compuso homenajeando al
sudafricano Nelson Mandela. El poeta dijo haberse enterado que la interpretación
llegó a oídos de Mandela cuando éste se encontraba aún en prisión.
Labandera también musicalizó, junto a
Alejandro Monti, “La Cucaracha”, pero nunca la grabó profesionalmente. Sí
lo hizo, varios años más tarde, Contramano, un grupo al que Galain
calificó como “lo más destacado” de estas latitudes. “En Florida como
Contramano no hubo. Eran músicos muy bohemios, muy relajados,
pero brillantes”, comentó. El vínculo con Contramano (Alberto Mazza,
Carlos María Carbajal, Mauricio Riva, Ariel ‘Beatle’ Brienza, Horacio
Cortés, Cono Chávez, Aníbal Piedrabuena) había tenido ya la grabación de la
destacada obra Siglo XXI para América Pobre. “Hablamos de todo el problema de
América, de los 500 años, de la explotación”.
Letras de José Pedro Galain fueron interpretadas por grupos locales, como Mensajeros o Son de 4; artistas nacionales como Teresita Minetti; o incluso de Argentina, como Los Trovadores de Cuyo.
Letras de José Pedro Galain fueron interpretadas por grupos locales, como Mensajeros o Son de 4; artistas nacionales como Teresita Minetti; o incluso de Argentina, como Los Trovadores de Cuyo.
NO TODO ES CANTAR
Escribió y presentó obras de teatro, y
publicó varios libros, en prosa y en versos (‘Florida, historias de
tango’, ‘Florida capital histórica del Uruguay’, ‘Cuentos del Tío René’ y ‘El
gallego navegante’), y mantuvo inédito su trabajo Apocalipsis Verde. “En
mi tiempo de comunicador, yo lo hice a través de canciones, a través de poesía,
a través de teatro, y lo último que empecé a hacer fue escribir libros. O sea
que cada vez iba aumentando más mi soledad de trabajo. El libro ya es la
expresión máxima de la soledad de trabajo”.
EMILIO MARTÍNEZ MURACCIOLE – SUR-ELDIARIO
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