Todos los focos ígneos atendidos hasta el momento fueron
controlados rápidamente, evitándose así la propagación de las llamas y no
constatándose en ningún caso daños estructurales en las viviendas donde se
produjeron.
FALTA
DE LIMPIEZA
Todos
los focos ígneos fueron facilitados por la acumulación de hollín, grasa, resina
y otros elementos inflamables en las paredes internas de los ductos de chapa de
las estufas, a raíz de la ausencia de un mantenimiento adecuado. Por otra
parte, la Dirección Nacional Bomberos establece que las estufas a leña nunca
deben quedar encendidas en la noche, así como ningún artefacto que proporcione
calor, de manera que se pueda dormir tranquilo sin temer accidentes. Las
estufas a leña deben ser apagadas totalmente antes del descanso nocturno. Cabe
señalar que de acuerdo a las estadísticas de Bomberos, el 98% de los incendios
se producen por imprudencia de las personas o por no haber adoptado las medidas
necesarias.
EL
HERALDO
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