Lo ocurrido el viernes pasado en el Marconi, donde se quemaron
vehículos, varios ciudadanos fueron robados y golpeados y un médico terminó
con fractura de cráneo, impresionó a los uruguayos que vieron unas pocas
imágenes a la distancia en la televisión. No es difícil imaginar entonces los
sentimientos de quienes vivieron los hechos en carne propia.
Gustavo Crusoff, conductor del ómnibus de Coetc incendiado, hizo su
relato de los hechos a través de una publicación en su página de Facebook. En
el post -del que se hizo eco más temprano El Observador- Crusoff aclara que
sólo sus compañeros y los 30 pasajeros del ómnibus saben lo que debieron pasar
al cruzar la zona el viernes a las 13 horas.
"Llegando a la esquina de Saravia y Trápani, por la cual pensaba
desviar ya que a unas cuatro cuadras se veía que estaban quemando cubiertas,
había no más de ocho personas", cuenta. En ese momento, "de atrás de
un muro viene volando un pedazo de hormigón del tamaño de una guía de
teléfonos". "Impacta en el parabrisas de mi lado tapándome de vidrios
y al cerrar los ojos instintivamente puse el freno de mano. De la nada aparecen
unas 50 personas en una clara emboscada ya organizada y en unos segundos el bus
es terriblemente apedreado de todos lados quedándose sin un vidrio, mientras yo
como podía y tapándome la cabeza con las manos -la cual me rompieron a
pedradas- me fui arrastrando por el piso hacia el fondo, si no me matan a
pedradas".
En la "locura" que se vivió dentro del ómnibus siente que le
caminan por arriba. "Veo que ya habían arrancado la puerta delantera y
había varios robando a todos los pasajeros y seguían subiendo. También me
revisan y me roban todo, queriéndome cortar el dedo para sacarme la alianza ya
que al haber engordado no me salía", prosigue el relato.
"Si no fuera por una maestra que venía en el bus, que era de la
escuela del barrio y reconoció a varios de ellos e intercedió para que no nos
lastimen y no nos maten creo que otra hubiera sido nuestra suerte", contó.
Luego lo llevaron al frente del bus y le pidieron que les dijera cómo
manejar el bus. "Les digo que es solo acelerador y freno porque es
automático pero no recordé decirles cómo sacar el freno de mano. Me obligan a
bajar junto con el resto de los pasajeros y ya abajo veo uno revisando mi
billetera y le pido por favor que me deje los documentos y me los tira en la
cara", dijo el conductor.
"Cada uno escapábamos para donde podíamos y como a dos cuadras al
darme vuelta a mirar veo que el bus esta en llamas. Un vecino en un auto se
ofrece a llevarnos a la policlínica de Capitán Tula a nosotros y a la maestra
que nos salvó", cuenta el chofer.
"Van 58 horas del hecho y no pude dormir más de cuatro, ya que
sigo viendo esa película de terror una y otra vez en mi cabeza. Van 58 horas y
recibí muchos llamados a) de compañeros de Coetc, de la escuela, del liceo, de
trabajos anteriores, de amigos, familiares, de vecinos. Van 58 horas y nadie,
pero nadie de la directiva de la empresa se comunicó conmigo para saber de
nosotros. En la oficina están nuestros teléfonos fijos y direcciones pero nada
(...) Les importamos más a una maestra desconocida que a ellos", concluyó.
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