El texto es fruto del trabajo de una
tercera noche consecutiva de vigilia de la Presidencia francesa, que ha
transformado el último borrador en un pacto universal con las inquietudes
planteadas por cerca de 200 países en 24 horas de intensas reuniones
bilaterales.
Un Fabius visiblemente emocionado y
flanqueado por el jefe del Estado francés, François Hollande, y el secretario
general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, advirtió a los países de que
"nuestros hijos ni nos entenderán ni nos perdonaran si no adoptamos este
acuerdo".
"Todo parece imposible hasta que se
logra. Ninguno de nosotros actuando por nuestra cuenta podemos tener éxito. El
éxito se consigue conjuntamente. Amigos, el mundo nos mira, no le podemos
fallar", dijo el presidente de la COP21.
Fabius alertó a los países que "su
responsabilidad histórica es enorme", que "no podemos perder esta
oportunidad" y que nadie "quiere repetir lo que paso en -la fracasada
cumbre de- Copenhague".
"Quizá allí no todos los planetas
estuvieron alineados, pero aquí sí lo están", subrayó.
El presidente aseguró que si la cumbre
fracasa, no habrá manera de "reconstruir la esperanza" ni de recobrar
"la capacidad de credibilidad en la comunidad internacional para responder
al mayor reto de la humanidad".
"El acuerdo que presentamos es
necesario para el mundo entero y para cada uno de nuestros países",
apuntó.
"Ayudara a proteger a los pequeños
Estados insulares de la subida del nivel del mar, apoyará tecnológicamente al
desarrollo de África, ayudará a Latinoamérica a proteger sus bosques, asistirá
a los países petroleros en la diversificación del modelo energético y creará
resiliencia para todos", explicó.
Se trata, añadió, de un pacto
"imprescindible para garantizar la seguridad alimentaria, la salud
pública, los derechos fundamentales y la paz".
El acuerdo es "ambicioso y
equitativo" y refleja la posición de todas las partes, con los principales
elementos que todos querían, ya que es "diferenciado, justo, durable,
dinámico, y legalmente vinculante".
El objetivo del pacto será que la
temperatura del planeta no aumente más de dos grados centígrados a finales de
siglo, pero con la aspiración de que no suba más de 1,5 grados.
Para ello, los países revisarán cada
cinco años sus compromisos de revisión de emisiones, y se marcarán metas de
reducción y descarbonización a largo plazo para lograr los objetivos que se
proponen.
Fabius dijo que el acuerdo "hace un
gran reconocimiento a la adaptación, al mecanismo de pérdidas y daños por el
cambio climático, y a la acción climática antes de 2020", y todo ello
"en base a las capacidades de cada uno".
Y fija como suelo para la financiación
climática un mínimo de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020.
"Aborda la justicia climática, y en
cada aspecto está reflejada la diferenciación entre países a la luz de las
circunstancias nacionales", destacó.
"Este acuerdo es el más equitativo
posible", apuntó Fabius, quien concluyó diciendo a los países: ha llegado
el momento de buscar las "líneas verdes", en contraposición a las
líneas rojas.
EFE
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