Aquí estuvo secuestrada Milvana Salomone. |
La cautela y los buenos modales de los
secuestradores dejaron entrever que sabían lo que hacían. Salomone no vio ninguno de los rostros de los hombres y mujeres que la mantuvieron
retenida allí durante 29 días.
El predio tiene una casa al frente y otra
en la parte de atrás.
En esta última estuvo la víctima todo el tiempo.
En esta última estuvo la víctima todo el tiempo.
La tenían en un sótano de 2 metros
por 2, y de 1.80 metros de altura, por lo que estuvo todo el tiempo molesta,
sin posibilidad de descansar bien.
Sin embargo, sus captores le dieron
comida y la trataron con respeto todo el tiempo. Incluso se ocupaban de comprar
las frutas y verduras que ella solicitaba.
Precisamente este dato llamó la atención
de la comerciante que solía vender artículos de almacén a la familia que vivía
en la misma casa en la que estaba secuestrada la ginecóloga.
UNA CASA NORMAL, SALVO POR LAS MANZANAS
La escena del secuestro está ubicada en
la calle Watt al 1663 frente a la cooperativa Comuvi, entre camino Casavalle y
Mauricio Maeterlink. El País publica este jueves una crónica con esta
información y una foto de la casa.
El titular de la casa es un hombre que
había salido de la cárcel un año antes. Los vecinos dijeron a La República que
nada hacía prever que el sujeto -considerado un “pesado” en la esfera policial-
hubiera vuelto a sus antiguas actividades.
Vivía allí con su pareja, una adolescente
en edad liceal y un niño a quien también se veía salir todos los días a la
escuela.
Todo parecía normal en esa casa. Salvo
que en las últimas semanas compraban manzanas, dijo la comerciante. “Uno no
sabía por qué era, claro”, agregó.
L banda llevó allí a Milvana Salomone en
la tardecita del domingo 17 de mayo.
La habían abordado en la puerta de su
casa en Parque Batlle. Ella regresaba de Florida, la ciudad en la que viven sus
padres. Tenía pendiente una visita a una paciente en el Hospital Británico,
pero decidió pasar por su casa, situada a pocas cuadras del lugar.
Se había jugado el clásico de Clausura
entre Peñarol y Nacional. Ella sabía que habría tumultos por su relación de
vecindad con el Estadio Centenario. Parte de su familia estaba viendo el
partido en la propia cancha.
ANTE LA VISTA DE TODOS
Cuando Salomone se acercaba a su casa,
unos 60 hinchas subían por la calle Rafael Pastoriza desde avenida Ricaldoni,
informa El País.
Frente a ellos y a una guardia policial
especialmente asignada para controlar hinchas violentos, Milvana Salomone fue
abordada por dos sujetos en capucha y con el rostro cubierto.
Uno se quedó en el auto y otro redujo a
la mujer con un arma de fuego, y la colocó en el asiento trasero. Ella, que es
una mujer de carácter fuerte, dejó que sucediera por una buena razón. Antes de
entrar a la casa vio que su hijo y su esposo ya habían vuelto. Si ella se
revelaba también podrían pasarla mal.
La Policía sabía que el lugar del
secuestro había sido frente a su casa, mediante el GPS de la camioneta que
apareció incendiada luego en la zona de Sayago.
Un dato que advirtieron los
investigadores fue que la camioneta cambió “el patrón de manejo” después del
ataque. La camioneta dio una vuelta manzana y desde entonces tenía un andar
extraño. El coche “corcoveaba”. En principio, la Policía creyó que era porque
se habían trabado en lucha. Pero en realidad, ahora se sabe que el secuestrador
que tomó el volante no sabía manejar vehículos con cambios automáticos, informa
El País.
Salomone estuvo consciente todo el viaje.
Lo primero que le dijeron es que iba a “pasar unos días” con ellos. Luego,
otros integrantes de la banda se deshicieron de la camioneta.
Los secuestradores habían planeado con
esmero todo el proceso. Habían compartimentado las tareas para evitar
filtraciones. Unos trabajaron en el secuestro, otros en la comunicación con la
familia y otros en la contención de la víctima.
La Policía se dio cuenta que estaba
frente a experimentados delincuentes prontos para el mediano y largo plazo. La
primera comunicación coincidió con el día de la muerte de la madre de Milvana
Salomone. La familia -que estaba abocada a las honras fúnebres- recibió el
llamado del almacenero de la cuadra. Los secuestradores habían llamado allí y
le habían indicado una dirección en la calle Sambucetti. Allí estaría la
primera carta escrita por Salomone solicitando el rescate. La orden era que el
esposo de la víctima debía retirar el sobre en forma urgente.
Luego hubo más cartas más con el mismo
modus operandi. Algunas no llegaron a destino, según la Policía.
Pero un elemento de importancia fue el
intercambio del dinero para el rescate. Fue el viernes en la zona del Molino de
Pérez, una zona sobre la rambla con un importante retiro. La familia debía
dejar el dinero en ese lugar. Un hombre en una moto de alta cilindrada
pasó a buscar el dinero y huyó.
Para entonces, la Policía sabía bastante
más de lo que decía a la opinión pública. Apenas producido el rescate, salió a
buscar a los presuntos responsables.
La médica no supo que sería liberada
hasta que un día le dijeron: "Subí, que esto se termina". Luego, dos
hombres la metieron en la valija de un auto, con los ojos vendados, y la
llevaron hasta la Ruta 32 de Canelón Chico, donde la dejaron antes de las 7:00
de la mañana del martes.
Confesó que la única orden que
desobedeció fue la de que debía contar "hasta 500". Dijo que contó
hasta 300, y fue a buscar ayuda.
LA BANDA DEL TACOMA
Gustavo Lepere es uno de los líderes de
la banda de secuestradores. La Justicia lo encontró responsable por secuestro
en concurrencia fuera de la reiteración real, y de un delito de incendio.
Lepere es un viejo conocido de la
Policía. Tiene antecedentes por homicidio en Italia y en Uruguay. También tiene
antecedentes por narcotráfico y rapiña.
La Banda del Tacoma (centro de Reclusión cerrado
en 2008) fue un resabio de las superbandas, tupabandas y polibandas de la
década de los 90. En aquel entonces asaltaban bancos, locales de cobro y
financieras.
Ahora varios de los integrantes de la
“Mafia del Tacoma” fueron detenidos e interrogados por el Caso Salomone.
Según la fiscal María Camiño, tenían
infraestructura que indica que pensaban continuar secuestrando gente.
Lepere era uno de los líderes de la
banda; el otro líder sigue prófugo.
SUBRAYADO
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