El esposo de la médica llegando al juzgado de Misiones junto al abogado Jorge Barrera (Foto de El Observador) |
En la noche del martes, después de una
reunión policial del más alto nivel, efectivos de la Jefatura de Montevideo
buscaban a la profesional desaparecida en el barrio del Cerro.
En el entorno familiar de la médica había
escasas esperanzas, ya que no habían recibido ninguna llamada solicitando un
rescate, confirmaron a El País fuentes allegadas a la familia.
El caso está a cargo de la jueza de 10°
Turno, Dolores Sánchez, y la fiscal de 2° Turno, María Noel Camiño. Hasta el
martes a las 18:00 horas la carátula del expediente tenía como título:
"Desaparición".
La ausencia repentina de la médica y el
incendio de su camioneta fueron calificados como "hechos inusuales en el
país" por fuentes cercanas al gobierno. El hermetismo que mantiene el
Ministerio del Interior también da cuenta de lo extraordinario del caso.
La profesional, de 48 años, proviene de
una familia muy conocida de Florida, vinculada a la vida cultural del
departamento y a los sectores de la salud y la educación.
Se desempeñaba en varias mutualistas y
sanatorios de Montevideo, donde era reconocida por su valía y su trato con los
pacientes. Su esposo es directivo de una empresa de equipamiento médico que
preside el hermano de la ginecóloga desaparecida. El matrimonio tiene un hijo
adolescente.
INVESTIGACIÓN
La Policía intentó reconstruir los
últimos pasos de la médica desde su trayecto inicial en Florida hasta
Montevideo. Mediante orden judicial, solicitó a Antel todas las llamadas
efectuadas o recibidas por la profesional desde que salió de Florida.
Se sabe que cerca de las 17:20 horas del
domingo salió de casa de sus padres con rumbo a Montevideo a visitar un
paciente. Así se lo hizo saber a su familia cuando se dirigía a la capital. A
las 17.30 horas, mientras se desplazaba en su camioneta Kia Sportage por la
Ruta 5, la profesional escribió en su cuenta de Twitter: "Mayo
Boreal". El día estaba espléndido.
El martes, su cuenta de Twitter estaba
bloqueada.
La médica llegó hasta su domicilio en la
calle Rafael Pastoriza (Parque Batlle). Una señal del GPS de su celular lo
confirma. Sin embargo, siguió de largo. Ello hace suponer a los investigadores
que pudo haber sido emboscada en ese lugar por desconocidos que la amenazaron,
abordaron su camioneta y siguieron con ella.
La camioneta, se presume, circuló por
Américo Ricaldoni hasta Av. Italia y continuó por Garibaldi. La señal del GPS
del celular se pierde al llegar a la intersección de Garibaldi y Bulevar
Artigas. Eso indicaría que el aparato fue desactivado.
El siguiente punto en el que aparece el rastro
de la camioneta es el lugar donde fue reportada como incendiada, en la calle
Arturo Recalde y Oliveras, en el barrio Sayago.
Una línea que se maneja en la
investigación es que los delincuentes y la médica pudieron haber cambiado de
vehículo, en ese u otro lugar, prendiendo luego fuego a la camioneta para
borrar cualquier huella susceptible de ser identificada por Policía Técnica.
Al ver que su esposa no aparecía y no
atendía los llamados, el esposo de la médica recorrió varios hospitales en su
búsqueda. Luego efectuó una denuncia en la Seccional 9ª.
Por otro lado, fuentes allegadas a la
investigación dijeron al diario El Observador que la doctora emprendió el
regreso de Florida cuando terminó el primer tiempo del partido clásico. Una
cámara de seguridad de una estación de servicio de Florida muestra que la mujer
cargó nafta a esa hora y subió sola a su auto.
Los investigadores intentaban determinar
si el esposo (que el domingo por la tarde había concurrido con su hijo a ver el
partido clásico) había llegado a tener algún contacto con la profesional. La
hora de su posible llegada a Montevideo y la hora en que la parcialidad de
Peñarol, donde estaba el hombre, salió del Estadio, casi coincidirían. El
marido asegura que nunca se cruzaron.
La jueza Sánchez y efectivos policiales
efectuaron un relevamiento en la casa de la profesional. Se realizaron varias
pericias que no arrojaron resultados.
CÁMARAS
Efectivos de la Dirección de Información
Táctica, una repartición que depende directamente del jefe de Montevideo, Mario
Layera, concurrieron en la tarde del martes a una casa, ubicada a pocos metros
donde apareció incendiada la camioneta de la médica, para verificar las
grabaciones de una cámara de seguridad.
El objetivo es efectuar un seguimiento de
las personas que quemaron la camioneta. Una hipótesis que no descarta la
Policía es que el incendio del vehículo fuera obra de delincuentes de una
"boca" de venta de drogas ubicada por la calle Arenguá.
Dentro de la camioneta incendiada —a la
que le faltaba la matrícula— personal de Policía Científica encontró la carcaza
de una tablet quemada y vestigios de dinero. Esa prueba material echa por
tierra el móvil del robo.
LLAMAS
A las 20:15 horas del domingo 17, un
vecino observó que salían llamas del habitáculo de la camioneta Kia y llamó a
los Bomberos. Un destacamento del Cuartel de Belvedere llegó cinco minutos más
tarde, dijo a El País el vocero de la Dirección de Bomberos, Leandro Palomeque.
Minutos antes de que llegaran los
bomberos, una vecina escuchó sonar durante largo rato la alarma de la
camioneta.
Se acercó a la ventana de su dormitorio
que da a la calle. Observó una enorme luz naranja. Era el fuego que rodeaba
toda la camioneta.
Corrió hacia el fondo de su casa temiendo
que explotara el tanque de combustible.
Otro vecino señaló: "Escuchamos
varias explosiones cortas. Es posible que el fuego haya alcanzado el caño de la
nafta y que, por un sistema de corte, no siguió hasta el tanque de
combustible".
Manuel da Cunha, un empleado que vive
casi enfrente donde fue quemada la camioneta, dijo que llama la atención que
los delincuentes hayan querido desprenderse de ella en esa calle. "Acá
nunca pasa nada de relevancia", dijo.
EL
PAÍS DIGITAL
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