J.D. (45) decía que “amaba y extrañaba a
sus hijos”: uno acuchillado en brazos de su madre. Y el otro en el vientre de
la persona a la que sometió en reiteradas oportunidades, antes de volver una
vez más para maltratarla. Y esta vez, casi matarla junto con los pequeños.
Se trata de un violento. J.D. sometió a
sumisión y control a su pareja. Lo hizo en forma reiterada. Pues volvió, más de
una vez, a la denominada “luna de miel”, para luego, con plena conciencia,
retomar sus agresiones y alejarse después. Y peor aún: proponer “negociar”
con su víctima para regresar con regalos “envenenados” y maniobras de
intimidación encubiertas.
Ahora está en la cárcel. La Justicia le
inició un proceso por intentar asesinar a esa mujer que lleva el hijo que está
por venir y al pequeño de 10 de meses (homicidio en grado de tentativa y en
reiteración real). Y un delito de lesiones personales especialmente
agravado, y en concurso formal, otro delito de lesiones especialmente
agravado por sus puñaladas a la joven hijastra de 19 años.
Esto, según el proceso, supondrá la
aplicación de las penas mayores de los delitos que se le tipificaron.
REPUDIO
La forma en que J.D. atacó a su familia
volvió a poner sobre la mesa la preocupación por las situaciones de violencia
familiar y de género.
La víctima, una madre de 34 años
“atrapada” por la circunstancia violenta donde, además, “se ocupa de sus hijos
y la casa”, provoca que una vez más se plantee la pregunta: “¿Existen los
suficientes apoyos en la sociedad para que las víctimas los perciban de forma
clara y puedan acercarse a la ayuda? ¿O el problema aún no es abordado
completamente por todas las partes?
FLORIDADIARIO
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