En estas semanas se registró un
incremento en los casos de tos convulsa en el país, lo que implica la necesidad
de reforzar la campaña de prevención de la enfermedad que afecta, sobre todo, a
niños pequeños. El director de Salud, Jorge Quian, recordó la importancia de
cumplir con el esquema de vacunación en niños, así como la inoculación
obligatoria de embarazadas y personal de salud. Aclaró que no se trata de una
epidemia.
En diálogo con la Secretaría de
Comunicación, el director general de Salud, Jorge Quian, difundió
recomendaciones para prevenir la tos convulsa, enfermedad respiratoria que
suele afectar a niños pequeños (sobre todo menores de seis meses).
Por un lado, el Ministerio de Salud
Pública exhorta a la vacunación. Los niños tienen un cronograma establecido
según la edad en el “certificado esquema de vacunación”, que debe cumplirse. En
este caso la primera dosis debe ser aplicada a los dos meses y lo ideal es no
atrasarse. Se repite a los cuatro, seis y quince meses. A los 12 años se
inyecta un refuerzo de vacuna dpaT (difteria, tétanos, tos convulsa).
“Es fundamental que se vacunen los
adolescentes porque es una manera de cortar la cadena de transmisión”, indicó
Quian.
El personal de salud a cargo de la
atención de niños pequeños debe vacunarse con una dosis de dpaT, siempre y
cuando no la hayan recibido en la campaña anterior (2011-2012).
Desde marzo de este año es obligatoria la
vacunación contra tos convulsa para embarazadas a partir de las 28 semanas de
edad gestacional. “Es trascendente porque luego de estar vacunados le
transmiten anticuerpos a sus hijos para los primeros dos meses, cuando el
recién nacido aún no recibió ninguna vacuna”, agregó.
Para las mujeres que no se vacunaron y
tuvieron un hijo prematuro, es oportuno que lo hagan antes de salir de alta de
la maternidad, incluso que también se vacunen los padres.
La contabilización de los casos es
efectuada por el Sistema Nacional de Vigilancia, al que se debe notificar en
forma obligatoria en caso de padecimiento de la enfermedad.
Quian explicó que cada tres a cinco años
se produce un aumento del número de casos en todo el mundo. La última epidemia
en Uruguay ocurrió en 2011-2012. En 2015 se viene registrando un número
importante de casos, razón por la cual se toman estas medidas de prevención.
Según el especialista, el comportamiento de la enfermedad sigue una tendencia
predecible, ya que se encuentra dentro de la franja de años en los que aumenta
la cantidad de casos.
SÍNTOMAS Y ATENCIÓN
En los lactantes pequeños los síntomas
generalmente son: tos, acompañada de vómitos, el niño se pone morados
(cianosis) y se producen detenciones de la respiración. “La tos irritativa y
molesta es una de las características de la enfermedad. En general entre las
crisis de tos el niño está bien y no hace fiebre”, puntualizó el entrevistado.
En los adultos, que suelen ser los
agentes transmisores, se registra una tos que dura más de catorce días y no
muchos otros síntomas más. Si se está en contacto con un niño pequeño es
fundamental que se investigue la causa de los síntomas para descartar un
diagnóstico de tos convulsa”, recomendó.
Los lactantes pequeños, de acuerdo a las
indicaciones del médico tratante, pueden necesitar hospitalización, o de lo
contrario se realiza un seguimiento en domicilio. Se les recetan antibióticos
para evitar la diseminación de la enfermedad.
Quian puntualizó que cuanto más pequeño
sea el niño, más probabilidad tendrá de padecer una enfermedad grave y si tiene
comorbilidades, como por ejemplo prematurez, cardiopatías congénitas o
enfermedades respiratorias severas, la situación se puede complicar. Por otra
parte, la demora en la atención siempre es considerada un factor agravante,
como en cualquier enfermedad.
Para concluir, aseguró que la llegada del
invierno no recrudecería la cantidad de casos, ya que la patología se
incrementa sobre todo en períodos otoñales.
F24/NOTICIAS
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