Los campeones volvieron a reunirse para recordar la gesta de 1980
Treinta
y tres años atrás estos mismos protagonistas, con menos canas y quilos,
consiguieron un objetivo que todo el fútbol de Florida había buscado
infructuosamente por muchos años: un título de clubes a nivel del interior
profundo. Como tantos otros equipos en similar circunstancia lo festejaron con
emoción y se juramentaron reencontrarse en cada aniversario de la conquista. Y,
como pocos, han cumplido con ese compromiso grupal; con el agregado de que los
más consecuentes han sido aquellos que las circunstancias de la vida se los
llevaron lejos del paisito floridense. Porque el viernes estuvieron otra vez al
firme el Canario Daniel Pastorino desde la localidad coloniense donde lo
arrastró una existencia por demás agitada, sin que pudiera evitar su presencia
ni ese bastón que lleva hasta con elegancia. O Edgardo Ferreri, desde
Maldonado, quien mantiene su prestancia de caudillo que paseara por tantas
canchas del país, o el duraznense Luis Chancho García, que físicamente parece
estar todavía para jugar el próximo domingo. Y que se sumaron a los que
permanecen en el terruño y que en cada primera semana de julio elijen un día
para volver a sentirse veinteañeros felices, solidarios protagonistas de una
gesta que los marcó deportivamente y los dejó en la mejor historia del fútbol
lugareño.
SENTIDO DE PERTENENCIA
Alguna vez le preguntamos a
Miguel González, capitán intelectual del grupo, los porqué de esa permanente
adhesión y nos respondió con argumentos por demás contundentes: “casi todos
éramos muy jóvenes, habíamos ganado poco deportivamente y nos habíamos criado
prácticamente en la sede o en la cancha, nos llamaban un poco jocosamente hijos
del club y el que más o el que menos tenía un familiar que había sido jugador o
dirigente. Ello nos daba un sentido de pertenencia que nos llevó siempre a
poner algo más en las canchas, a incentivarnos el doble con cada fase que se
iba superando. Y cuando logramos finalmente el título para nosotros, nuestra
gente tuvo un valor que fue mucho más allá de lo deportivo. Y aquella
madrugada, en pleno festejo, nos comprometimos a que mientras viviéramos
siempre nos íbamos a seguir reuniendo, aunque fuéramos solo un par, lo que por
suerte nunca sucedió hasta ahora porque siempre han sido varios los jugadores,
dirigentes y allegados que nos acompañan”.
EL HERALDO
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