lunes, 14 de enero de 2013

Chávez: entre la vida y la muerte

Es un hecho. Está grave. Más allá de las especulaciones y rumores nacidos en el seno de la oposición, que ha brindado con champagne varias veces por su muerte, el mismo Nicolás Maduro ha advertido que su estado es "delicado".

Si Chávez muere, lo hará en el momento de mayor gloria, tras haber derrotado por partida doble, en elecciones presidenciales y regionales, a todos los opositores unidos, a las montañas de dinero provenientes del exterior para apoyar a la oligarquía venezolana y a las grandes cadenas de desinformación nacionales e internacionales. El pueblo lo eligió una y otra vez, una y otra vez. No fue por que sí. Fue Chávez el que liberó a Venezuela del analfabetismo y multiplicó las escuelas y las bandejas alimenticias para los escolares, fue Chávez quien redujo la pobreza a la mitad, fue Chávez quien permitió a los humildes acceder a sistemas de salud, vivienda y educación que antes eran privilegio exclusivo de las clases acomodadas. Fue Chávez quien socializó la renta petrolera y fue Chávez quien sin pelos en la lengua denunció ante el mundo los atropellos de las grandes potencias y el capital transnacional. Fue Chávez quien dio a las mujeres derechos que siempre les fueron negados por los partidos tradicionales.

En la primera reforma constitucional estableció que si a mitad de su mandato el pueblo estaba desconforme con su gestión, podría levantar firmas y provocar una elección de ratificación o expulsión del presidente. Ante cada cambio propuesto al pueblo lo ha convocado a las urnas y dedicó todo el tiempo que le fue posible a ejercer la docencia política, hasta que el más humilde de los ciudadanos tuvo conocimiento de sus derechos y obligaciones constitucionales. De hecho, hizo imprimir millones de ejemplares de la Carta Magna para que todos, todos, la tuvieran como libro de cabecera.

Gracias a su gestión, y tras de seis décadas de lucha, el gobierno de Colombia se está reuniendo con las FARC para negociar la paz. La paz, el amor, la solidaridad y la soberanía siempre fueron sus objetivos supremos, no obstante lo cual las grandes cadenas y sus flechados "analistas" políticos, siempre lo mostraron como un peligro para el mundo. No atacó a ningún país, pero lo mostraron como si fuera un belicoso, mientras que a Obama le daban el Premio Nobel de la Paz y este año a la Unión Europea, en un atentado alevoso contra la inteligencia de los pueblos.

Ha sido el presidente más calumniado del planeta; no por casualidad: tiene petróleo.
Fundó el ALBA con un espíritu de solidaridad y fraternidad que los partidarios del ALCA jamás comprenderán.
Dijo lo que nadie se atrevió e hizo lo que había que hacer en un país que estaba secuestrado por un grupo de familias poderosas y explotadoras.

Despertó a un pueblo, que no es poco. Ahora las mucamas saben que tienen derecho a un salario digno y derechos jubilatorios; los trabajadores saben que el patrón no tiene por qué gritarles y humillarlos; los indígenas saben que entre ellos y los blancos de gustos refinados no hay ni una maldita diferencia y todos son hijos de la misma patria y que la riqueza que hay en sus mares, en sus campos y en el subsuelo son de todos por igual.

Hizo mucho, mucho más, pero resulta imposible resumirlo en una sola nota.

Si esta es tu hora de partir, que así sea. Cumpliste tu misión con creces, Comandante. La integridad con que enfrentas a tu cruel enfermedad será un ejemplo para muchos.
Con todo, más allá del mísero festejo de la derecha nacional e internacional, estás condenado a algo que tus enemigos parecen no percibir.
Estás condenado a no morir jamás.
Si con todo su poder no pudieron derrotar al hombre, jamás podrán derrotar al mito.
Como sea, aun estás aquí, combatiendo, siempre combatiendo; entre la vida y la muerte.
AGRUPACIÓN 7 DE JUNIO


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