jueves, 31 de mayo de 2012

La pelota de la final de Maracaná era de San Cono


La supuesta pelota de la final de
Maracaná en 1950 se exhibe junto a
la camiseta de Brasil que usó Vavá
en el Mundial de 1962.
 La comisión que administra la Capilla de San Cono “esperará” para analizar la posibilidad de tomar acciones sobre el posible robo de la pelota del Maracanazo tras conocerse la noticia de que el balón podría ser el que falta desde el hurto en 1980.
En las últimas horas, el matutino capitalino El País, dio a conocer la historia.
“La pelota que se subastará el 19 de junio en Porto Alegre estaría firmada por los jugadores uruguayos campeones del mundo de 1950. Si eso se confirma, no es otra que la robada en 1980 de la capilla de San Cono”, dice la crónica del diario.
El relato, con testimonios, fotos y hechos que podrían llevar a aclarar el robo, llevaron a las autoridades de la capilla a evaluar la posibilidad de acciones. “Esa parece ser la pelota robada de acá. Vamos a esperar a ver que pasa y si podemos hacer algo”, dijo Rubén Pintos al canal local 22 tras conocerse el hecho y respondiendo de esta manera a la consulta de si el hecho quedaría sólo en una anécdota.
LOS HECHOS
De acuerdo al relato de El País, Julio Pérez, el 8 del seleccionado uruguayo campeón de Maracaná, llevó su camiseta celeste a la capilla de San Cono -la que aún permanece en Florida- una semana después del triunfo. Hizo la procesión caminando, junto a quien sería poco después su cuñado, Walter Castro, quien por entonces jugaba en la reserva de Peñarol.
Un mes y medio más tarde, el arquero Roque Gastón Máspoli siguió el ejemplo y llevó como máxima ofrenda de parte de todo el plantel, la pelota con que se disputó el partido en el que Uruguay consagró la hazaña, venciendo 2 a 1 a Brasil.
Gladys Castro, la viuda de Julio Pérez, aportó los datos y agregó que la pelota estaba firmada por jugadores y otros integrantes del elenco deportivo celeste.
La mujer también mostró una hoja de prensa donde se lee la crónica del viaje de un periodista brasileño hasta Florida, invitado a ver la “bola” fatal y la camiseta de Julio Pérez.
Al referir “los pertrechos que los hicieron (al periodista y otros acompañantes) recordar el sufrimiento inmenso de aquel día 16 de julio de 1950″, se dice: “Allí estaba uma bola como nova, con esta inscripción: Campeonato Mundial-1950-Maracaná-Brasil”.
El cronista agrega en el mismo apartado de la nota, haber visto “chuteiras” (botines), “dubijeras” (canilleras) y camisetas de jugadores como Migues, Schiaffino y Julio Pérez “que jugaron en aquella tarde para nosotros fatídica”.
“Delante de ese histórico material deportivo, este reportero y otros tres brasileños, quedamos completamente mudos, cada uno recordando el día que sería el más feliz y fue el más triste en la historia de nuestro fútbol”, concluye quien firma Ib Kern.
Convencida de que los brasileños no habían guardado nunca una posible segunda pelota dispuesta para el juego, Gladys Castro enfatiza que hay que leer el inicio de la nota. Allí, el cronista cuenta que uno de sus contactos en Uruguay le preguntó: “¿Querés ver la bola con que los uruguayos ganaron la Copa del Mundo de 1950? Está en un altar en la ciudad de Florida, donde llegaremos dentro de minutos”. De inmediato él respondió: “preguntar una cosa de esas a un reportero es como preguntarle a un mono si quiere bananas”.
“No sé si tenía la firma de todos los jugadores, pero sí de muchos, porque yo la vi a esa pelota”, sostiene Gladys Castro.
“La pelota con que se jugó el partido, que la agarra al final Gambetta con las manos, se la trajo Máspoli”, agrega Castro, a quien mucho le gusta el fútbol, y es hincha de Nacional.
La viuda de Julio Pérez muestra la página del diario El
Heraldo donde se lee que el futbolista fue caminando
desde Montevideo a la capilla de San Cono.

Gladys Castro repasa otros materiales gráficos que tiene sobre la mesa del living de su casa y comenta: “Ahí ganó Uruguay, mirá lo que era Maracaná, ahí ganaron los uruguayos, fueron héroes. Y no hay una calle que se llame Julio Pérez, ni que se llame Omar Míguez”.
SUBASTA, ¿DE UN ROBO? 
La subasta de la “bola” del Maracanazo será realizada el 19 de junio en la Agencia Leilões y el precio inicial del balón será de 45.000 reales (unos 22.500 dólares).
Varias fuentes confirman que “el balón de cuero marrón está firmado por los jugadores de la selección uruguaya que se proclamó campeona del mundo el 16 de julio de 1950 en el estadio Maracaná, de Río de Janeiro”, es el que se rematará.
En la misma subasta se va a vender una camiseta titular de la selección brasileña usada por Vavá y firmada por todos los integrantes de la `canarinha` después de la final del Mundial de Chile 1962. El valor de la camiseta tiene una base de 12.000 reales (unos 6.000 dólares), según la Agencia Leilões .
Entre las repercusiones en medios internacionales, Infobae informa que “las autoridades uruguayas ya anunciaron su intención de quedarse con el balón, aunque tomarán sus recaudos. El presidente de la AUF, Sebastián Bauzá, indicó que primero habrá que asegurarse de que es el auténtico”.
“Estamos intentando establecer si la pelota que ellos tenían la han llevado a un remate o no. Hay que ver el origen, si salió de la Federación Brasileña o no”, agregó Bauzá.
El dirigente afirmó que si comprueban la autenticidad, se harán gestiones ante algún banco uruguayo para que lo compre y lo done al Museo del Fútbol que funciona en el Estadio Centenario, ya que la AUF no cuenta con fondos para participar de la subasta. El Banco República estaría también haciendo averiguaciones por la pelota del Mundial de 1950, sobre el precio que podría alcanzar en el remate. En caso de adquirirla la propiedad sería del Banco, el que la cedería al Museo del Fútbol.
En nota de Ovación publicada ayer, algunos futbolistas del seleccionado, como Edinson Cavani, expresaron su disposición a apoyar en la compra. Sebastián Abreu coincidió, aunque dijo que es prioridad del gobierno nacional y de la AUF.
EN 1980 ASALTARON LA CAPILLA DE SAN CONO
 “El robo del siglo”. Así fue calificado el atraco a la capilla de San Cono, registrado en julio de 1980, donde entre joyas, alhajas y diamantes hurtados del propio manto del santo, se llevaron también las ofrendas realizadas por varios de los jugadores del Mundial de 1950. “Robaron todo lo que pudieron encontrar y estaba a su paso. Entraron por una de las ventanas que da hacia el techo, se dirigieron hacia adentro y vaciaron todo lo que había. Cuando a la mañana siguiente uno de los párrocos abrió la capilla se encontró con esa situación”, recordó a El País Jorge Eduardo Morela, tesorero de la capilla de San Cono desde hace varios años.
Habían sacado el manto con las joyas de San Cono, además de abrir las vitrinas y mostradores donde se exponían todas las ofrendas de los jugadores del `50, entre otros objetos entregados al santo como muestra de fe.
También desaparecieron los
zapatos de Edgardo Ghiggia
SE LLEVARON LOS BOTINES DE GHIGGIA
Pocos días después de volver del Mundial con el título bajo el brazo, Alcides Edgardo Ghiggia, se dirigió con otros jugadores a Florida para ofrecer los botines que calzó en Maracaná y “agradecer” a San Cono. “A Florida fui con Julio Pérez, fue Óscar Míguez, fue Schubert Gambetta; unos llevamos los botines, otros las camisetas”, dijo Ghiggia en su momento.
“Lo único que tenemos hoy del Mundial de 1950 en la capilla es la camiseta de Julio Pérez. Lo demás que había fue robado. El tema es que nunca se llevó un registro de todo lo que había aquí. Y hay cosas que no se recuperaron nunca más después del robo. Desaparecieron los zapatos del `50 y otros objetos de los jugadores que fueron entregados como promesa”, afirmó el tesorero de la capilla, Jorge Eduardo Morela.
Hasta hoy ronda el mito creado por algunos seguidores de la selección de que hasta que no aparezcan los botines que Ghiggia le ofrendó a San Cono, los uruguayos no conseguirían otro título mundial.

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