jueves, 31 de diciembre de 2009

Vecinos de Fray Marcos están en shock

Por ALEXIS TRUCIDO

"Paramos para arreglar la lona de la camioneta y empezamos a ver cómo las nubes bajaban. Se formaron dos remolinos, uno de nubes blancas y otro de nubes negras. Los dos se juntaron, salió arrasando y empezó a llover, y lo perdimos de vista".
Carolina Sarli (22) contó así lo que calificó "como lo más horrible" que ha visto en su vida: el tornado que en la tarde del martes sacudió a la localidad de Fray Marcos. La joven venía de Tala y estaba a dos kilómetros del pueblo cuando vio el fenómeno que la hizo temblar.
"En el pueblo estaba mi hermana sola. Tiene 12 años y no sabía qué hacer. No podía digitar el celular. Las manos me temblaban. Al chofer le decía que siguiera, pero después nos quedamos quietos a esperar", recordó.
Mientras Carolina iba tras el tornado, éste arrancaba lo que encontraba en sus "saltos del embudo", según describió la joven. En la franja sobre la ruta 94 en las proximidades de San Ramón primero, y luego sobre Chamizo, la tempestad se fue topando con establecimientos, árboles y columnas de alta tensión que derribó inmediatamente.
Una molienda de hojas y ramas aún permanece junto al camino. "Yo estaba a un kilómetro. Vi venir una tormenta verde. No negra, como siempre. Era raro y entonces vino el viento", detalló Gerardo Iriarte, que apreció desde las viviendas de Mevir los primeros daños. Al ingresar desde el suroeste en la localidad, el vecino Segundo Soria se transformó en su primera "víctima". "El viento me aspiró el techo. Se lo llevó, no dejó rastro de nada y lo sacó limpito. Fue como una aspiradora y lo dejó a una cuadra y media. Está todo desecho y no queda nada", contó.
En realidad los restos están. Algunos pesados tirantes de metal que una sola persona no puede levantar están incrustados a 10 metros de altura en dos eucaliptos, ubicados a 100 metros de distancia.
Otra parte está en el fondo de la casa de Graciela Sández, 50 metros más adelante, junto al resto de las vigas que "llegaron volando".
"En ese momento no atiné a nada. Me recosté contra una pared y por suerte mi familia no estaba, se había ido a la playa. Cuando vi que se empezó a llover todo, me di cuenta que no tenía techo. Sólo quedó el cielorraso", agregó Soria, propietario de la empresa fúnebre del lugar que esta vez no tuvo que atender víctimas fatales como en 1970, cuando otro tornado hizo estragos.
"EL DIABLO EXISTE"
Los Sández, Wilmar y tres de sus hijos, estaban a una cuadra de la funeraria. "Lo único que me dio por hacer fue salir a cerrar el portón. Después el viento empezó a chupar el techo. Lo levantaba y hacía fuerza de las paredes".
El hombre de 60 años confiesa que vio temblar todo su taller. "Se movía, pensaba que se iba a caer". Y se cayó. En la tarde de ayer los Bomberos lo derribaron. "Estaba en gran peligro. Toda la estructura se dañó y no quedaba otra opción. Es un daño enorme; sacudió toda una pared de 30 metros", describió el oficial Víctor Fagúndez que dirigió la operación.
Frente al taller, el joven Padre Francisco, de 31 años, señala que "el diablo existe".
"Estaba en Chamizo celebrando la misa. Después vine y vi todo este desastre. No tienes palabras. Pobre la gente que perdió el techo, pensé. Ahora vamos a ayudar en lo que podamos".
Francisco es alemán, y pese al tornado que le dejó tres árboles encima al convento, cree que esa es "su roca", ya que hace tres semanas que es párroco de Fray Marcos y parece que "está a prueba". "En el año 1970 el tornado se llevó la iglesia, pero esta es la roca. Van a seguir viniendo muchas tempestades pero la roca queda para siempre. Ahora tenemos que atravesar esta dificultad. Dios primero nos ama. Esto no es un castigo personal, hay que confiar para tener esperanza. El diablo no duerme y existe también, es una lucha", afirmó el religioso.
Para Alba González sólo el cambio climático explica lo que vivió en su aserradero, donde 600 metros cuadrados de techo pasaron por encima de sus cabezas. "Estábamos trabajando. También estaban mis hijos de 5, 9 y 16 años. Corrimos y nos pusimos detrás de un paquete de madera. Era horrible. Yo veía que empezaban a volar las chapas, éramos nueve todos amontonados y caían las chapas y las piedras", relató la vecina.
REPARACIÓN
Más de 80 postes fueron cambiados por varias cuadrillas de UTE que llegó al lugar desde los primeros minutos, pero ayer reforzó todo su personal. "Hay trabajo por todos lados. Ahora nos hemos podido organizar, pero los reclamos son interminables", confió un funcionario.
La división Electricidad de la Intendencia también se sumó a la tarea. "Hay reclamos y fallas por muchos lugares, pero venimos bien", dijo Enrique Riviezzi, responsable del área.
Los Bomberos trabajan con tres dotaciones. Cuentan además con más de una decena de motosierras para limpiar y dejar fuera de peligro los cerca de 50 árboles que cayeron, se explicó.
EL DURO RECUERDO DE 1970
El 21 de abril de 1970 se registró el tornado más grave en la localidad de Fray Marcos. Aunque el Sistema Nacional de Emergencia afirma que hubo siete muertos, en un informe de la Armada se consignan 11, entre ellos dos niños de 6 y 12 años. El estudio afirma que "los fenómenos ocurridos corresponden a las intensidades F3 y F4, de lo que se deduce que el viento pudo haber llegado a una velocidad de 400 kilómetros por hora".
Aquel tornado tuvo una trayectoria de 18 kilómetros, desde la orilla del río Santa Lucía hasta 5 kilómetros al noroeste de la localidad de Fray Marcos, con un ancho de 150 metros que aumentó a 250 al acercarse al poblado.
En Fray Marcos, Florida, hubo dos tornados de magnitud F3, en abril de 1970 y en 1982. El último tornado en Florida ocurrió el pasado 11 de agosto a pocos kilómetros de la localidad de 25 de Mayo.
El 30 de octubre, la localidad de Cerro Chato sufrió un potente tornado que produjo varias voladuras de techos, heridos y un fallecido por la caída de una pared.
El País Digital

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