sábado, 26 de diciembre de 2009

Naufragos pasaron Navidad con sus familias

Por ALEXIS TRUCIDO

Una camioneta llena de amigos, un pancarta que rezaba "Héroe" y una multitud que se sumó tras la sirena de un patrullero, fue el emotivo recibimiento que tuvo Guillermo Ríos, uno de los cuatro uruguayos que sobrevivieron del naufragio en El Líbano.
"¡Vamos Guille, vamos Guille!", ovacionaban mujeres y niños, tíos y abuelos, vecinos y amigos de "el Guillermo más famoso que ahora tiene esta ciudad", tal como definió uno de sus familiares. Es que este joven de 19 años regresó a su Sarandí Grande natal a reencontrarse con sus afectos luego de sobrevivir a un naufragio en el que fue su primer viaje en barco.
El Dany F II, un carguero de ganado se, hundió producto de una fuerte tormenta el pasado jueves 17 frente a la costa libanesa. A bordo del buque de bandera panameña iban 83 tripulantes, cuatro de ellos uruguayos: Rubén Perdomo, Nicolás Achard, Juan Pablo Acosta, y Guillermo Ríos, quienes sobrevivieron a la tragedia. Once tripulantes de otras nacionalidades fallecieron en el naufragio.
Los cuatro uruguayos arribaron el jueves a suelo uruguayo tras unas horas de retraso del vuelo que los traía desde Buenos Aires, a causa de la tormenta. Finalmente, el vuelo de Pluna aterrizó en Carrasco y los viajeros se reunieron con sus familias.
"Es una alegría haber llegado y estar con la familia. Perdimos el vuelo y hubo algo de turbulencias durante el viaje. Pero estamos acá con la familia", dijo emocionado Nicolás Achard en el aeropuerto.
HÉROE EN SARANDÍ GRANDE
En tanto, Guillermo Ríos fue recibido como un héroe en su pueblo.
Luego de varias vueltas por la avenida Artigas, el sonido de sirenas y bocinas invadió el barrio de viviendas Mevir al oeste de Sarandí Grande. Allí explotó la algarabía. Fuegos artificiales, bombas y petardos retumbaron en los oídos de un joven aún conmovido por su odisea.
"¡Aplausos para Guille! ¡Vamos, viva Guillermo!", vociferaban sus vecinos que lo esperaban de brazos abiertos.
"Hay gente con la que quizás no tenga mucha relación y vinieron acá a recibirme. Creo que no era necesario todo esto, apenas salvé mi vida", fueron los primeros comentarios de agradecimiento del joven. "Es la gente que quiero y se ve que me quieren mucho también", agregó después.
Los familiares también palpitaron con la llegada.
"Esperaba que pudiera llegar para hoy. Aunque ya me había desilusionado por los atrasos. Esto es una alegría bárbara. Ahora me va a hacer los cuentos que me dijo; imagine que con 74 años aún estoy muy preocupado", dijo el abuelo Aldebar entre lágrimas.
"Este recibimiento es espectacular", acotó Gabriela, su tía, que se quebró por la emoción del reencuentro.
El tío también de nombre Aldebar lo esperó cerveza en mano. "Yo se la prometí y acá está. Tal como le gusta. Uno siempre va por etapas en esto. Primero sabíamos que estaba bien, después queríamos verlo y ahora tenerlo acá".
Durante la espera, el tío Aldebar destacó "el apoyo de la gente de Sarandí que fue impresionante", luego de recordar que un 23 de diciembre de 1972, varios jóvenes de 19 años también llegaban a salvo de la tragedia de los Andes. Según relató a El País, la caravana estuvo en duda, "pero la gente fue espontánea. Es el final es una de las navidades más importante que vamos a tener, es el final de una historia que parecía que no lo iba a tener", dijo.
Empero, el término del largo viaje de regreso a casa tuvo más nervios para el joven floridense. "Estaba muy nervioso en el avión. Creí que me iba a pasar algo otra vez. Me salve de casualidad. Me volvieron los miedos, empezó a haber mucha turbulencia que no era normal. Me dije: `no puedo creer que sea un 7, yo ligué, todo se me dio, se vino una tabla, un bote, y me entregué pero me salvaron`. Ahora sé que le debo todo a la vida y es lo más lindo, la vida y estar con la gente que uno quiere", contó Guillermo.
UN NUEVO CUMPLEAÑOS
El joven no esperaba el griterío confuso de todo su pueblo. "Apenas esperaba a mis familiares. Estoy recontento con el pueblo. No soy ni un héroe ni nada de eso. Lo único que hice fue tratar de salvarme, parece que no lo entienden".
Subido en andas, abrazado y con los pelos revueltos de nervios y caricias, confesó que nunca esperaba este remate. "Sinceramente hasta que subí al barco no sabía cuál iba a ser el final. Yo sabía que no quedaba otra: era que me vieran o morir", afirmó Ríos.
Ahora Guillermo no descarta volver al mar. "No te digo que me voy a subir a un barco ya. Voy a trabajar en tierra si es posible, pero si me dan la oportunidad y mis compañeros suben a un barco, subo de nuevo", adelanta Guillermo.
Stefani, una pequeña prima, se funde en un largo abrazo con el joven. "Ahora es todo mío, todo para mí casa. No lo dejo que suba ni en un barco, ni en un avión, ni en nada por el estilo. En auto".
Guillermo da vueltas y observa a los suyos una y otra vez. "Hacía tiempo que no estaba con todos juntos, con mi amigo Álvaro que me dio la oportunidad y pese a lo que pasó, sigo agradecido; eso no cambió nada". El saludo de feliz cumpleaños llegó de varias voces. Guillermo respondió: "El 17 de diciembre nací de vuelta".
El País Digital

No hay comentarios:

Publicar un comentario